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Járol Elealane. Viento.

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Mensaje  khlid Mar Mar 31, 2009 7:01 pm

Járol Elealane. Viento. Jarol
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Nombre: Járol. Éste es el nombre que los sacerdotes del templo donde se crió eligieron para él. No le desagrada, pero piensa que, como ése nombre no lo eligió ninguno de sus progenitores, no es su verdadero nombre tampoco. Viento, así te dirá que se llama si le preguntas. Las razones son muchas, y si se las preguntas, seguramente responda alguna de ellas.

Raza: Semielfo. No sabe si uno de sus padres es elfo y el otro humano, o los dos son semielfos, pero le gusta pensar que él es el fruto de un amor prohibido entre 2 razas (cosas de bardos)

Sexo: Varón

Edad: ronda la treintena.

Clase: Bardo. Aunque él prefiere referirse a si mismo como músico. También dibuja y en ocasiones escribe, pero no lo muestra como arte. No cree esas obras sean lo suficientemente buenas como para ser calificadas como arte, como mucho, son un pasatiempo al que no da demasiada importancia.
Un pj así, podría optar a casi cualquier tipo de multiclaseo, siempre estaría condicionado por las normas del servidor, el rol y por un mínimo de lógica (ya que no dispongo de mucha).

Alineamiento: Caótico Neutral.

Altura: 1.70

Peso: 69 kg

Deidad: Su corazón es afín a Shóndakul y a Akadia, viaja allá a donde el viento le dirige (si es que no sabe a dónde ir, cosa bastante habitual) y echa una mano cuando puede (dependiendo del nivel de peligro que implique esa ayuda y de la resaca que tenga, tampoco es un devoto clérigo, precisamente). También recurre a Selune, Tymora, Sune o Sharess, según le convenga, por pedir, que no quede.

Descripción: Su apariencia a simple vista es la de un tipo esbelto, por sus ropas, se diría que es un tipo de ciudad, o que al menos, las compró ahí. Camisas algo anchas con, normalmente un chaleco de cuero encima. Pantalones viejos y gastados y botas de viaje, normalmente en el mismo estado. Luce dos tatuajes: en su mano derecha, en el dedo anular, una línea negra y gruesa, como si de un anillo se tratase, en el brazo izquierdo, unas cuantas líneas paralelas que, de lejos pueden parecer una enredadera con espinas, pero al acercarse y mirar las espinas, se ven que son en realidad notas musicales, y los tallos de la planta, un pentagrama algo retorcido.
Siempre le acompañan dos cargas a su espalda, en un hombro, una bolsa de viaje, un saco mas bien, donde guarda las pocas cosas que tiene y que, cuando lo deja en el suelo, siempre hace ruido de botellas cristal chocando (rara es la vez que sólo tiene una). Al otro hombro lleva una funda de guitarra de madera forrada en cuero negro, sin adornos, pero aparentemente en muy buen estado.

Su caminar es algo pesado, como si siempre estuviese cansado, parece que no le guste moverse más de lo necesario, aunque cuando hay que hacerlo, no tiene problemas para ello.

Ya de más cerca, se ve a un tipo con el pelo largo, una melena castaña descuidada y alborotada.
Según el día (o decana) esta persona puede dar dos impresiones bastante distintas, una es la de un viajero típico, eso si, cargado con una guitarra, cosa no muy común que podría llamar la atención a cualquiera. La otra posibilidad es ver a "aficionado a las tabernas" que huele como tal: tabaco, bebida, humo de chimenea, y si hubo suerte (o dinero suficiente), a algún perfume barato. Sus ojos son marrones, algo irritados y rodeados de unas ojeras que ya parecen permanentes. Rara vez va afeitado, pero su herencia élfica hace que no necesite hacerlo todos los días.

Habla en un tono desenfadado, siempre amable al principio, pero su ausencia total de modales, hace que no le importe mandar a paseo a alguien justo después de saludarle si algo le molesta. Siempre dependerá del motivo o la situación, pero si puede evitar una pelea que cree que perderá, lo hará, el coraje no es su mayor virtud precisamente. Tampoco lo es la sensatez, nunca sabe cuando callar aunque el comentario le pueda costar algo más que un golpe, rara vez se calla si tiene algun comentario que él considere una "bofetada oral" a alguien a quien le apetezca dársela.


Última edición por khlid el Mar Mar 31, 2009 7:11 pm, editado 1 vez
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Járol Elealane. Viento. Empty Volando lejos

Mensaje  khlid Mar Mar 31, 2009 7:01 pm

Me incorporé, masajeé mis riñones y arqueé la espalda, llevaba toda la mañana preparando lo que iba a ser la ampliación del jardín del templo y ya era medio día. Los más ancianos decían que se me daba bien el cuidado de las plantas y que las ampollas en mis jóvenes manos, me servirían para entender mejor el sufrimiento de los muchos campesinos a los que ayudábamos. Me estiré y cerré los puños, me dolían muchísimo, los abrí y miré las consecuencias de llevar una decana trabajando duro con la azada.

- ¿Qué harás cuando te quedes sin manos?-preguntó en un tono burlón una voz femenina- ¿cómo piensas regar las flores sin ellas?

Me giré rápidamente para ver quién había dicho eso, no era ninguno de los clérigos de Ilmater, y nadie más podía entrar ahí hasta que estuviese acabado. En lo poco que tardé en darme la vuelta, tuve tiempo para pensar en esa voz; la más bonita que había oído nunca, sutil y descarada a la vez ¿cómo podía una voz despertar tanta curiosidad?

Entones llegó el momento de verla por primera vez, una imagen, un recuerdo por el que merece la pena haber vivido “¿Cómo podía existir algo así?” me pregunté. Se acercaba andando con pasos gráciles como un felino por el canto de una jardinera. Iba descalza, su piel era tostada, un vestido rojo la envolvía, ligero, con volantes que parecían bailar con cada paso que daba. Incontables pulseras de cobre, de madera, cuero… una cadena plateada en su tobillo y rodeando su delgado cuello un precioso collar de perlas, todo formaba un conjunto perfecto. Todo quedó en un segundo plano después de ver su cara, esa cara… podría estar cien edades hablando de su cara, de su lunar, de sus ojos verdes, de su pelo rojo rizado largo, brillante y salvaje, podría dibujarla con los ojos cerrados y la mano izquierda… pero no tenemos cien edades para vivir y si las tuvieseis, no querríais gastarlas escuchando a un vagabundo hablar de una cara ¿verdad? Dejémoslo en que era la zíngara más bonita que ha pisado Thoril.

Seguía acercándose a mí mientras hablaba.

- Mi familia lleva por esta zona casi 5 días, hacemos como si tuviésemos la carreta rota y mientras, los clérigos nos dais comida gratis.
- ¿qué?

Eso fue lo más elocuente que pude decir entre balbuceos. Creo que tenia la boca abierta y cara de idiota, no me acuerdo bien.

- Se supone que debía colarme por este patio y… -prosiguió con una sinceridad insultante, mientras me cogía las manos y las miraba-…coger algo de valor, o más comida.
- Ah…

Mi segunda aportación a la conversación, ahora no sólo la tenía delante ¡me tocaba las manos! El dolor se había ido, pero yo ni me había dado cuenta. Recuerdo que miré sus manos y pensé algo casi tan elocuente como mis como mis comentarios: “qué pequeñas son”. No podía ni pensar.

- ¿Sabes lo que he hecho en vez de eso? -no hubo hábil contestación por mi parte esta vez-. Te he mirado. Llevo cinco días mirándote sin atreverme a abrir la boca y volviendo al campamento con las manos vacías y una sonrisa de tonta que no consigo borrar.

Mi tercera aportación fue, con diferencia, mucho más elocuente:

- ¿A mí?- no dije que fuese elocuente, dije que fue más elocuente que las anteriores, dos palabras seguidas, ni más ni menos-
- Me gustan tus orejas de elfo –acercó sus dedos hasta ellas al decir esto-

Seguí con mi actuación de "galante seductor" y después de tan conseguidos balbuceos acompañé su gesto apartándome un poco, en un gesto involuntario, abriendo mucho los ojos e inspirando apresurado, recuerdo que estaba asustado, no sabía la razón, ni siquiera sabía si aquello era miedo. Hizo ademán de apartar la mano, pero al ver que me reponía de la primera impresión, acercó la mano hasta mí. Recorrió con las yemas de sus dedos el contorno de mis orejas con un movimiento descendente, llegó hasta mi mandíbula y siguió hasta llegar a mi barbilla.

- Eres muy guapo –acompañó eso con una tímida sonrisa-.

Podría parecer que ella controlaba la situación, visto desde fuera, pero esa cara de la que os he dicho que no hablaría reflejaba inseguridad y curiosidad, temor incluso. Ni ella misma sabía exactamente lo que hacía, pero ella era así, dejaba que su corazón tomase el control.

- Es por la toga, es tan fea que hace que la cara de cualquiera resalte –increíble ¿verdad? Pues sí, dije eso, esa fue la primera frase completa que le dije, he de decir que lo hice sin pensar, casi como un acto reflejo, como cuando me asusté antes-.

Ella sonrió muchísimo, no porque mi comentario le hubiese hecho especial gracia. Lo hizo porque confirmé lo que ella había intuido mirándome durante esos días, siempre fue un poco bruja. Esa vida y esa toga no estaban hechas para mí. Justo como le ocurría a ella.

La noche siguiente se coló en mi habitación por la ventana, y después de esa noche, lo tuvimos claro, ninguno quería seguir con su anterior vida, ambos teníamos lo que queríamos justo delante y lo tomamos; me fui de ese lugar como había llegado años atrás, en los brazos de una mujer en una lluviosa noche rodeado de secretismo. No vieron la cara de quien me llevó, tampoco la de mi madre cuando me dejó en los brazos de un clérigo siendo yo un bebé con un par de días de vida.

Me acogieron, me dieron un techo, un nombre e intentaron darme también una forma de ver el mundo. No tuvieron mucho éxito, ahora duermo donde puedo, ya no uso ese nombre y está claro que prefiero el placer al dolor sólo con verme.

Y’Liria dejó también a su familia cuando nos escapamos, me enseñó a darle un mejor uso a mis manos. Yo era el músico, ella la bailarina y cantante. Pasábamos siempre con lo justo, comíamos cuando podíamos, dormíamos en cualquier sitio y nos sentíamos en casa siempre que el otro estuviese al lado.
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Járol Elealane. Viento. Empty ...y no vivieron felices para siempre...

Mensaje  khlid Mar Mar 31, 2009 7:04 pm

Ahí estaba ella, después de 5 años seguía hechizándome con su mera presencia. Su pelo rojo, largo, rizado y salvaje se había tornado un poco más oscuro, ya no relucía como antes. Aún así, seguía siendo perfecta. Mi primer beso, mi primera mentira, mi primera nota de música. Lo era todo para mí y ella lo sabía. Sabía que no podía, que no quería resistirme. Alzó su pequeña mano hacia mí, acariciándome el dorso de la oreja, descendiendo hasta el cuello y la seda de su vaporoso vestido fue descubriendo poco a poco su brazo, parecía que una mano sutil e invisible fuese guiando el movimiento de esa pieza de seda desnudándola para mí. Su brazo, su perfecto brazo, acababa en su redondo y pequeño hombro. Quién había confeccionado ese mágico vestido, no lo sé, pero debía ser un genio, un mago. Podía ver su silueta, la forma de su perfecto cuerpo a través de él, sus curvas, las sombras que éstas formaban, el movimiento de su torso al suspirar cuando su mano, ya había desabrochado 3 botones de mi desgastada camisa.

Siempre habíamos estado juntos, incluso antes de conocernos, y ella siempre había estado así, perfecta. Yo siempre hacia de colchón si había que dormir en el suelo para que ella no se ensuciase y siguiese igual de radiante. Hacía 10 días que no nos veíamos, nunca desde que nos conocimos habíamos estado tanto tiempo separados y, al volver a verla, parecía que hubiese sido una vida entera. Dio un paso hacia mí, mirándome, no a los ojos, si no a mi boca. En su cara había una expresión familiar, había visto esa cara durante tanto tiempo que podía adivinar lo que pensaba con sólo mirarla. Aunque ésa expresión estaría clara aun sin conocerla, deseo, qué dulce se vuelve el momento en el que ves eso en la cara de alguien a quien amas.

“Ven aquí” es todo cuanto debía decir y qué bien suena cuando esa persona susurra esas palabras, son mágicas, el más poderoso de los hechizos. Cuando me besó, la ciudad quedó vacía no existía nadie más en todo Faerun, solo nosotros, mis dudas de disiparon, fue como abrir la ventana de una oscura habitación para dejar que entre la luz. Aunque sea tu habitación, es necesaria esa luz para reconocerla.

Tenía todo lo que podía necesitar ahí mismo, en mis manos. Todo era perfecto, todo iba bien. Ambos sabíamos que iba a seguir a ese largo, húmedo y lascivo beso. Ladeó la cabeza un poco y acarició mi nuca, respirando sobre mi cuello, sin llegar a tocarlo; se le daban muy bien esos juegos y sabía cómo volverme loco, después de todo, era ella quien mejor me conocía, quien lo sabía todo sobre mi, pues más de la mitad de las cosas que soy o me gustan, son suyas. Me limité a dejarla hacer, sin tocarla, no quería arrugar ese maravilloso vestido, tan solo olí su pelo cuando descendía desde mi cuello hasta mi pecho. Fue como el beso de antes, inspiré profundamente y mis dudas fueron despejadas de nuevo. Me vino bien, la verdad, entre el beso y ese momento, mientras ella había estado susurrándole a mi cuello, se me habían vuelto a despertar todos mis miedos, todas mis dudas “¿Era ella? ¿De verdad estaba ahí?”
Se separó un instante de mí guardando esa perfecta, húmeda y fina lengua entre sus sagrados labios ahora sonrientes. Alzó la vista, manteniendo la cabeza agachada. Ésta vez sí me miró a los ojos. Las yemas de sus dedos rozaban mi pecho, justo sobre mi corazón.

- Puedo oírlo latir desde aquí, echaba de menos ese sonido -al decir esto, bajó la mirada hasta mi pecho y volvió a pasar las yemas de sus dedos sobre él-.

- Ya sabes que se altera el muy bastardo cuando estás cerca –al oírme alzó un instante la mirada una vez más, para mirarme a los ojos, luego volvió a mirar a mi pecho y una vez más, lo acarició-.
Sentía sus dedos a través de mi piel, como si acariciase mi alma, fue algo que me sorprendió, mi profundo suspiro entrecortado así lo demostró.

- Nunca más volveremos a separarnos… - se acercó a mi pecho, notaba cómo el aire salía por su boca al hablarme- …nunca…

Todo era perfecto, todo iba bien. Ella estaba ahí y tenía todo lo que necesitaba en mis manos; ya no sentía miedo, no había ninguna duda, su tacto, sus besos y su olor lo habían dejado claro: Y’Lirya, el amor de mi vida, la que creí perdida, no había vuelto. Su tacto, me resultaba frio; sus besos, vacíos; su olor, distinto, ya no olía rosa, olía a perfume, a otra persona. La ventana se había abierto y al mirar la habitación vi que no era mi habitación, era un lugar extraño... y su beso sobre mi corazón, sobe mi alma, duro, frio y profundo, una puñalada. Ya no era la misma, estaba enamorado de un recuerdo, aún lo estoy.

La verdad, acabar con eso fue más fácil, rápido y frio de lo que me esperaba, aún tenía todo lo que necesitaba ahí: la tenía a ella, tenía el valor para hacer lo que había que hacer, ninguna duda en mi mente y una estaca de madera escondida en la manga derecha de mi camisa.

Los dos fuimos heridos en el corazón, los dos caímos al suelo. Ella paralizada por la estaca, yo medio muerto por el mordisco que me dio en el mismo instante en el que su corazón era atravesado. Pude arrastrarme hasta ella y abrazarla. Sabía que sólo era una macabra y mortecina imagen de lo que yo amaba, pero eso era todo lo que me quedaba. Le puse su collar de perlas, el que siempre había llevado, hasta la noche que desapareció. Me acomodé en su pequeño y redondo hombro, mirando el collar descansar en ese precioso vestido ahora roto y manchado de sangre, una perfecta metáfora de lo que habíamos sido nosotros.

Me fui apagando, yo moriría desangrado, ella, cuando el sol asomase por la ventana de la habitación de esa taberna. Pero estábamos juntos, ella lo hubiese querido así, todo era perfecto, todo había salido bien.

- Te veré al otro lado. Te quiero, hasta luego. Perdón por matarte.


Última edición por khlid el Mar Mar 31, 2009 7:21 pm, editado 1 vez
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Járol Elealane. Viento. Empty Habrá que seguir.

Mensaje  khlid Mar Mar 31, 2009 7:04 pm

Desperté en una cama, vendado y dolorido. En un lugar desconocido, rodeado de otras personas heridas y enfermas en otras camas, no hay que ser muy listo para intuir qué tipo de lugar era ese. Por lo visto, no todo había sido perfecto.

El clérigo, me explicó lo que había sucedido después. Me encontraron por la mañana, abrazado a un humeante montón de ceniza. Más muerto que vivo.

Por lo visto, cuando amaneció, Y’Lirya ardió, a demás de causarme algunas quemaduras, el fogonazo provocó que una camarera, alertada por el olor a quemado irrumpiera en la habitación, encontrando la humareda en la madera del suelo y a mí con la ropa y carne medio quemadas y con una muy fea herida medio cauterizada en el pecho.

Cómo consiguieron traerme de vuelta a este plano, le pregunté, pues yo quería encontrarla, volverla a ver más que nada. El sacerdote me respondió tajante explicándome lo que les sucede a los que aceptan el abrazo de la no vida. Al no encontrarla en el otro mundo, supongo que mi alma perdida, se sentó (si es que las almas se sientan) a esperar a lo que fuese, sin voluntad ni esperanzas.

Por lo visto el clérigo rogó a su dios para que intercediera, para devolverme a éste mundo, según él “como compensación por haberme sacrificado en la lucha contra un enemigo de Lathander”

Estúpido fanfarrón pomposo ¿te crees saberlo todo?… no era el enemigo de nadie, era mi mujer…. la maté y aun así, me curó y pidió ayuda. Me salvó.

Así murió Jarol y así nací yo, su residuo. No es que el mundo se haya perdido nada magnífico, aunque sí que era algo mejor de lo que ahora soy. Vagué un tiempo sin rumbo ni más motivación para moverme que el hambre o el frio. Hasta que conocí a un viejo loco en una cárcel, un poeta que había provocado su arresto para poder escribir en la pared de una celda una poesía sobre la libertad. Él me dio un nuevo nombre –Viento- y una forma de vivir, no una vida ejemplar, pero sí una vida. Me enseñó también que, en mis condiciones, no hay alivio posible: ni el falso bálsamo de la nostalgia, ni el más firme consuelo del olvido.

¿Cómo era antes de eso? ¿Cómo soy ahora? Y yo que sé… antes era feliz ahora procuro seguir respirando.
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Járol Elealane. Viento. Empty Buoooo

Mensaje  Sedbedel Miér Abr 01, 2009 4:49 pm

Gran relato, me ha molado bastante, ya estoy deseando saber que va a pasar xD
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