Thurndan Tallwand

Rhapsode Dom Mar 22, 2009 8:26 pm

¡Descargar Portrait!

Nombre: Thurndan Tallwand

Sexo: Varón

Edad: pasa los cincuenta

Clase: Mago/Guerrero (En cuanto pueda)

Alineamiento: Caótico Bueno

Altura y peso: 1'89 y 86 Kg. Thurndan destaca por su gran altura y su estado, pues pasa de los cincuenta años pero su cuerpo está fibrado como el de un joven de 17. Su peso está equilibrado con su altura, aunque algunos dicen que está algo flachucho para lo que mide.

Deidad: Desde el principio de sus estudios en Aguas Profundas ha adorado a Mystra, la señora de la magia. También siente mucho respeto hacia Azut, pues es el patrón de todos los arcanos y es como el padre de la diosa de la magia.

Descripción: Thurndan es un hombre de gran estatura y complexión fuerte que pasa la cincuantena. Lo que más destaca de él es su semblante alegre pero a la vez serio, no suele hablar mucho con desconocidos y cuando lo hace, los recrimina con mucha dureza en casi todas las cosas que les ve hacer, tal vez se deba a que en su infancia sus instructores y padres fueran muy duros con él.

Lleva una gran mata de pelo canosa y una buena barba lo que le dan un aspecto extraño y desaliñado, además suele vestir con ropas bastante estrambóticas y muchas veces parecen simples harapos, pocas veces se le verá con ropa de calidad. Sus ojos son de color verde oscuro y tiene la piel con algunas arrugas y muy blanca, casi albina.

Fobias y Manías: Thurndan por un trauma infantil (Una araña se le metió en la boca, juegos de niños) no soporta a las arañas y hará todo lo posible por eliminarlas, ya que no puede ni verlas y muchos magos tienen alguna, suele torturarlas y dejarlas hechas polvo en sus pequeñas o grandes jaulas. Sobretodo le gusta crear ilusiones de algunos depredadores utilizando una silla o algún mueble que tenga a mano para engañar a las arañas y hacerlas sufrir. Tiene la curiosa manía de comer siempre con sus propios cubiertos, nunca aceptará los de otro, aunque esté invitado a una fiesta y los cubiertos esten impolutos, él con los suyos. Como muchos hombres y mujeres de Faerun, Thrundan fuma con su pipa, aunque no fuma tabaco nin ninguna sustancia narcótica, él mismo cultiva y se prepara su propia hierba de pipa, de ella dicen que es de las mejores que se hacen en Aguas profundas, tiene un sabor mentolado pero a la vez picante y dulce, es algo muy extraño, solo con verlas -son de un color fucsia tirando para rojo- te puedes hacer una idea de lo raras que son esas hierbas. Nunca ofrecerá un poco de su hierba de pipa a nadie que no haya probado tener una gran confianza.

//Nos vemos, Rhapsode. Wink

Editado: 23/ III /09 Añadidas las fobias y manías de Thurndan

Rhapsode Dom Mar 22, 2009 10:38 pm

Capítulo 1. Trasfondo

Thrundan Tallwand, nacido hace exactamente cincuenta y cuatro años en la ciuda de Athkatla hijo de dos mercaderes de pieles que empezaron nada más nacer su hijo como medio de subsistencia de una familia que vivía en la más absoluta miseria y que unos pocos años después era dueña de una de las redes de pieles más importantes de Amn, controlava la mayor parte del comercio de la piel en Athkatla y estba al cargo de más de cien empleados.
Los Tallwand siempre se habían caracterizado por ser muy listos e ingeniosos, algunos dicen que un estaban un poco locos también, pero no se sabe a ciencia cierta. Lo que si es cierto es que Thurndan fue un niño como cualquier otro, travieso, algo molesto para sus mayores y muy muy animado, aunque su cualidad más destacada era su aguda mente y un ingenio que sobrepasaba los estándares de la familia Tallwand.

Sus padres cuentan a día de hoy ya muy mayores que cuando Thurndan tenía la oportunidad se escapaba y se refugiaba en la biblioteca donde psaba las horas que tardaran sus padres en buscarlo leyendo libros y más libros, hasta que un día se presentó en el salón de su casa y le dijo a su padre que ya tenía edad suficiente para buscarse la vida, por lo que había decidido irse a Aguas Profundas, al norte del País de Amn para estudiar magia arcana. Su padre se vio muy sorprendido pero a la vez se puso muy contento, si la vocación de su tercer hijo era la magia, él no era quien para decirle que no, lo que si le dijo fue que antes de irse a Aguas Profundas le encontraría un maestro de combate para que le enseñara a usar la espada, un elemento esencial para todo aventurero que se precie.
Así pues, Thurndan estuvo unos meses con un profesor de esgrima que le enseñó el arte de las espadas, el mismo día que terminó sus clases, partió hacua Aguas Profundas, donde cuarenta años después de su partida, vive como un ciudadano más de la Ciudad del Esplendor.

**dm_suco** Lun Mar 23, 2009 3:27 pm

//buena descrip y buen comienzo! sigue así What a Face

Rhapsode Mar Mar 24, 2009 1:10 am

Capítulo 2. De lo que acaeció en Athkatla durante las clases de esgrima.

El mismo día que Thurndan le dijo a su padre que quería partir hacia Aguas Profundas para estudiar magia arcana, llegó el mejor profesor de esgrima que pudo encontrar la familia Tallwand, un hombre llegado de la lejana Cormyr, tierra de los Caballeros del Dragón Púrpura, uno de los mejores cuerpos de élite de todo Faerun. Por lo visto este hombre, era uno de ellos, o al menos lo había sido en su juventud, porque en ese tiempo la verdad estaba bastante entrado en años, sobrepasaría los cuarenta y tantos, casi cincuenta.
Norwell, ese era el nombre del profesor de esgrima venido desde Cormyr, era un hombre de complexión fuerte, músculos muy marcados y fibrados, su piel tenía un sano color moreno y estaba bastante seca -parecía que hubiera pasado mucho tiempo al sol- aunque estuviera combatiendo durante largo rato, su pelo era de un color rojizo con bastantes canas y el típico corte romano, lucia una pequeña perilla muy cuidada y en su oreja derecha portaba un aro de oro -medida normal- que le daba un toque exótico.

¡Vamos muchacho! -pequeña pausa mientras se ponía en movimiento y me lanzaba una espada- ¡a ver que es lo que sabes hacer piltrafa!
Aunque fuera el mejor de todos los profesores, no parecía tener muy buenos modales, pero que se le iba a hacer, se notaba que era un militar y no estaba acostumbrado a tratar con gente de buena cuna.

Emm, sí claro -a Thurndan le temblaba todo, estaba él solo con una espada en la mano delante de un gigante de dos metros- vamos a ello.
Norwell embistió con su espada contra el pobre muchacho que se defendía como podía, sujetando la espada con las dos manos para aguantar mejor los golpes, que lo estaban tirando hacia atrás cada vez más, que le llegaban de todos lados. Cuando la cabeza desmelenada de Thurndan toca suavemente la pared del fondo de la sala, Norwell paró de atacar.

Bueno, no está del todo mal muchacho, creí que no aguantarías la primera embestida -hizo una pequeña pausa para descansar un poco- ¡Vamos ataca tú ahora muchacho! ¡Quiero ver de que pasta estás hecho!.

Sí, como tú digas maestro -Thurndan se preparó, y atacó con toda su furia mientras Norwell estaba distraído- ¡Yarghh!
El maestro de esgrima paró absolutamente todos los golpes con simples movimientos de muñeca moviendo la espada de arriba a abajo sin esfuerzo alguno. Cuando Thurndan no pudo más, hincó una rodilla en el suelo y dejó de luchar.

Bien hecho, aunque por lo que veo nunca habías usado una de estas -levantó en el aire su espada- conmigo aprenderás a usar esto a al perfección, tanto como te enseñarana utilizar los vientos de la magia en las escuelas de Aguas Profundas. Vamos ahora puedes descansar, continuaremos mañana a la misma hora que hoy.

Los días siguientes pasaron como un soplo de aire, los dos pupilo y maestro se llevaron algún que otro corte en su cuerpo, nada importante gracias a Ao pero que dejó cicatriz en sus cuerpos. Poco a poco, Thurndan se iba convirtiendo en un buen guerrero, hábil con la espada, capaz de defenderse con ella y sin ninguna otra cosa, capaz también de eliminar a muchos de los enemigos típicos de los aventureros, tales como trasgos, animales del bosque...

Llegó el último día antes de partir hacia la ciudad de Aguas Profundas, la prueba final de su cursillo de esgrima.

¡Muchacho! -Norwell parecía bastante enfadado siempre, pero esta vez era diferente- ven aquí, quiero enseñarte algo.
Norwell estaba en el patio de la casa de campo de los Tallwand esperando a un muchacho que había adquirido un físico imponente, sus brazos se habían fortalecido a causa del peso de la espada, que había aprendido a usar con las dos manos.

¡Sí, señor ya voy! ¿Que queréis enseñarme maestro? -dijo Thurndan totalmente intrigado-

Cuando el adolescente se acercó al maestro, Norwell desenvainó una bella espada con piedras verdes engarzadas. Thurndan se quedó anonadado.

Esta espada muchacho, ha pertenecido a mi familia desde el albor de los tiempos -mientras decía todo esto la blandía en el aire- ahora, quiero que la empuñes tú en tus aventuras, pues yo he decidido retirarme a la vieja nación de Cormyr de la cual provengo para pasar mis últimos años junto con mi familia.

Pe.. pero señor, esta espada es muy buena mucho mejor que cualquiera de las que mi familia puede llegar a pagar -Thurndan la miraba atónito como se movía sutilmente por el aire-

Es cierto muchacho, pero quiero que sea tuya, aunque para entregartela -hizo una pausa- deberás adentrarte en la cueva de Grarr'Reth, al norte de la ciudad. Te acompañaré hasta su entrada y si quieres la espada, volverás con la cabeza del líder de la pequeña tribu gnoll que reside en esa cueva.
La simple idea de adentrarse solo en una cueva y enfrentarse a una tribu de gnolls, aterraba a Thurndan pero llevaba seis meses entrenándose y no iba a ser esta, la primera aventura que se le presentarba en la que iba a volver a casa con el rabo entre las piernas.
La entrada de la gruta era bastante ancha como para que pasara un hombre montado a acaballo por ella, aunque también era lo bastante oscura y profunda como para asustar a cualquier hombre que no s hubiera enfrentado al miedo en su vida y ese era el caso de Thurndan. Matar a un lider Gnoll ¿En qué cabeza entraba eso? Si Thurndan nisiquiera había matado en su vida a una rata, ni a un tejón.

(Esto no me gusta, oscuridad, enemigos acechando y yo aquí.. solo) -Se le hizo un nudo en la boca del estómago mientras pensaba en eso-
Cuanto más avanzaba más se acostumbraban sus ojos a la oscuridad, hasta que consiguió ver perfectamente en la oscuridad. Esa era su prueba final, si conseguía superarla aprendería a luchar.. ¡Es como si llevara una venda en los ojos! Norwell era un gran maestro sin duda, lo tenía todo planeado, el gran premio no era la espada -aunque bien podría haberlo sido- sino un gran conocimiento del combate, tanto a la luz del día como a ciegas -o a oscuras-
Después de caminar durante más de media hora por la cueva, guíandose por las corrientes de aire y por una ténue luz que cada vez se iba haciendo más y más fuerte, llegó a una gran sala donde los gnolls tenían el campamento. Pudo contarlos todos gracias a asu agudo ingenio antes de que se le hecharan encima como bestias rabiosas, habría sobre unos siete u ocho, sin contar al lider. Uno de ellos empezó a hablar en un extraño lenguaje que el dedujo que era una especie de lengua arcana, de las manos de este, salió un rayo de escarcha directo hacia él. Tuvo la suerte de poder esquivarlo.
Dos gnolls se abalanzaron sobre él ¿sería este su fin? más bien no, paró la tosca arma de piedra de uno de ellos con la espada mientras le propinaba una patada en las piernas al otro, suerte tuvo de romperle la rodilla al gnoll, le había dado justo en esa parte del cuerpo con el talón de la bota y la había hecho trizas. Cuando el gnoll superviviente se separó, volvió a arremeter contra el pobre muchacho que esquivó el hacha de férrea roca y le rajó todo el estómago. Dos menos.

//Continuará...

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